Extremadamente Crueles

  En la década de 1920, en Chicago, dos universitarios decidieron planear y cometer “el crimen perfecto”. Nathan Leopold y Richard Loeb secuestraron al pequeño Bobby Franks, y acabaron con su vida simplemente como experimento, para demostrar que su inteligencia era superior a la del resto, y por la emoción de cometer un crimen. La casa de la familia de Nathan Leopold Jr. La casa familiar de los Loeb Bobby Franks, de 14 años, fue la víctima por casualidad El "crimen perfecto" se fue al carajo en menos de un día La alcantarilla donde se encontró a Bobby Franks La policía buscando pruebas en la zona de Wolf Lake El entierro de Bobby Franks Mapa de los movimientos de los asesinos Las gafas encontradas en Wolf Lake junto al cadáver Nathan Leopold y Richard Loeb Tras la confesión Sobre en el que iba la nota de rescate, escrito por Leopold Otra de las notas de rescate escritas con la máquina Underwood La máquina robada, después de intentar deshacerse de ella Leopold y Loeb con su ab

Hay muchas maneras de resolver un crimen: siguiendo pistas, interrogando a testigos o con el paso del tiempo. Hoy hablaremos de cómo a veces son las víctimas quienes ayudan a resolver sus casos e incluso, en ocasiones, sus propias muertes. Russell Stager, un entrenador de béisbol muy apreciado por sus alumnos y un vecino muy querido de su comunidad en Raleigh (Carolina del Norte) Russ el día de su boda con Jo Lynn Snow, su primera mujer y posteriormente confidente y pieza clave en la investigación  Barbara, en una imagen tomada durante su primer matrimonio con Larry Ford Larry aparece aquí con los dos hijos  de la pareja: Bryce y Jason Una famila modélica: Russ, Barbara, Bryce y Jason sonríen ante la cámara La familia Chohan: Amarjit, Nancy y su hijo mayor, Devinder. La nota que Amarjit escondió en su calcetín y que fue clave para identificar a sus asesinos El matrimonio Chohan, con la madre de ella, Charanjit Kaur, que sostiene en brazos al pequeño Ravinder, de tan solo dos meses. Jea